I am here, on the World Trade Center in New York....
Estoy aquí en el World trade center y desde lo alto el mundo se ve pequeño, más no insignificante...
Antes de subir al abservatorio, el guía nos decía, que luego de el colapso de las Torres gemelas en el 911, se recuperaron objetos, que por alguna razón no se destruyeron o calcinaron, objetos como un lapiz, un zapato, un frasco de perfume, clips y cosas por el estilo y yo me pongo a pensar, el porque conservar, dichos objetos si de alguna forma evocan dolor y in momento que no se quiere volver a repetir,. Pero al examinar mi propia vida, hoy en la víspera de mi cumpleaños, me doy cuenta, que yo conservo cosas así, un frasquito de una loción que guarda la ilusión de quien lo regalo, un crusifico de madera, una biblia, los primeros dibujos y garabatos de mis hijos, algunos juguetes, algunos discos de acetato, cintas en VHS en fin...Y los conservo, porque de alguna forma, guardan no sólo el recuerdo, sino también la huella de quienes lo tocaron o usaron y porque en la vida, son las cosas cotidianas y sencillas, las que al final le dan sentido y significado a lo vivido.
No las conservo, porque no quiera soltar el pasado, pues comprendo que voy en cuenta regresiva y en la vida hay que ir soltando, dejando ir...Pero sin esos recuerdos, sin esas memorias no sería lo que soy, mis valores serían distintos y quizás también mi forma de pensar y sentir.
Las calles lucen un poco sombrias, como si fantasmas deambularan, es un contraste entre una visión del futuro que no puede, ni quiere dejar de contemplar su pasado, quizás porque allí encuentra sus cimientos.
Al subir por el elevador del primer nivel al piso 102 este lo hace en cuestión de segundos y conforme el elevador, va subiendo hay pantallas que van mostrando la evolución de la ciudad desde su fundacion en 1524 (aunque claro esto no incluye a sus verdaderos fundadores, los nativos americanos) y cuando se muestra la actualidad, el elevador se habré y te muestra la ciudad vista desde el observatorio.
Es una experiencia única y llena de tantas elementos tanto tecnológicos, como de infraestructura. Personas de todos lados del mundo lo visitan, se les escucha hablar en diferentes lenguas. Todos venimos, al mismo lugar, pero cada quien lo experimenta distinto, porque esa es la esencia que el Creador puso en cada ser humano, lo hizo único y le dio un cofre en el pecho, para que guarde allí los regalos que en el transcurso de la vida El nos va regalando.
Oxwell L’bu Copyright © 2016
Estoy aquí en el World trade center y desde lo alto el mundo se ve pequeño, más no insignificante...
Antes de subir al abservatorio, el guía nos decía, que luego de el colapso de las Torres gemelas en el 911, se recuperaron objetos, que por alguna razón no se destruyeron o calcinaron, objetos como un lapiz, un zapato, un frasco de perfume, clips y cosas por el estilo y yo me pongo a pensar, el porque conservar, dichos objetos si de alguna forma evocan dolor y in momento que no se quiere volver a repetir,. Pero al examinar mi propia vida, hoy en la víspera de mi cumpleaños, me doy cuenta, que yo conservo cosas así, un frasquito de una loción que guarda la ilusión de quien lo regalo, un crusifico de madera, una biblia, los primeros dibujos y garabatos de mis hijos, algunos juguetes, algunos discos de acetato, cintas en VHS en fin...Y los conservo, porque de alguna forma, guardan no sólo el recuerdo, sino también la huella de quienes lo tocaron o usaron y porque en la vida, son las cosas cotidianas y sencillas, las que al final le dan sentido y significado a lo vivido.
No las conservo, porque no quiera soltar el pasado, pues comprendo que voy en cuenta regresiva y en la vida hay que ir soltando, dejando ir...Pero sin esos recuerdos, sin esas memorias no sería lo que soy, mis valores serían distintos y quizás también mi forma de pensar y sentir.
Las calles lucen un poco sombrias, como si fantasmas deambularan, es un contraste entre una visión del futuro que no puede, ni quiere dejar de contemplar su pasado, quizás porque allí encuentra sus cimientos.
Al subir por el elevador del primer nivel al piso 102 este lo hace en cuestión de segundos y conforme el elevador, va subiendo hay pantallas que van mostrando la evolución de la ciudad desde su fundacion en 1524 (aunque claro esto no incluye a sus verdaderos fundadores, los nativos americanos) y cuando se muestra la actualidad, el elevador se habré y te muestra la ciudad vista desde el observatorio.
Es una experiencia única y llena de tantas elementos tanto tecnológicos, como de infraestructura. Personas de todos lados del mundo lo visitan, se les escucha hablar en diferentes lenguas. Todos venimos, al mismo lugar, pero cada quien lo experimenta distinto, porque esa es la esencia que el Creador puso en cada ser humano, lo hizo único y le dio un cofre en el pecho, para que guarde allí los regalos que en el transcurso de la vida El nos va regalando.
Oxwell L’bu Copyright © 2016
